En agosto se estreno Black Book la última de Paul Verhoeven. A Fabio le gustó tanto pero tanto que se tomó su tiempo para escribir algo sobre la película y de paso algo tambíen sobre el cine del holandés en general.
Las películas de Paul Verhoeven son corporales. Cuando digo corporales estoy queriendo decir que el cuerpo humano es lo principal en el cine de Verhoeven. El cuerpo y todo lo que se relaciona con el. Lo que entra y lo que sale. Porque esto también forma parte del cuerpo. No existe nadie (salvo Pasolini en Saló) que haya incluido en su cine a los fluidos corporales como lo hace Verhoeven. Se come, se toma, se mea, se caga, se vomita, se sangra, se acaba. Y se tiene contacto con esos fluidos. Ahí esta Rutger Hauer metiendo la mano en un balde con mierda para escribir con esa mierda sobre papel higiénico una confesión para salir de la cárcel en El soldado de Orange, están las grande comilonas de los nazis en Black book donde se ponen en pedo y le tiran champagne encima en el cuerpo a una de las minas, etc. Lo vemos también en Robocop donde Murphy es herido y sangra, sangra aceite, pero sangra.
Y también esta el cuerpo como sexo. Que para eso tiene un cuerpo uno también. Sexo como sea, en donde sea y con quien sea. Sexo por amor, sin sexo sin amor. Sexo que termina en amor. Sexo por placer, sexo sin placer. Mi personaje favorito en ese sentido es Ellis de Vries en Black Book. Ella tiene un concepción de su cuerpo que podríamos llamar utilitaria. El planteo es más o menos así: estoy buena entonces ¿porque no usar para lograr algo? Y anda ella cogiendo sin ton ni son con un jerarca nazi para salvar a unos tipos de la resistencia. Que después se enamore es un detalle. Lo maravillosos es que goce con total libertad de su cuerpo (¿Cuándo cogerán en una película del nuevo cine argentino?¿cuando habrá una escena de sexo que no sea berreta en el cine de Hollywood?). Y si le pinta voltearse a un flaco de la resistencia antes de intentar levantarse al nazi va y lo hace. Bien por Ellis.
Por otro lado lo lindo del trato del cuerpo en Verhoeven es que no es selectivo. Cogen y aparecen en bolas lindos y feos por igual. Ahí esta el gordo nazi en pija meando en el baño mientras las dos minas hablan entre ellas frente al espejo. Y también la prostituta de tres tetas y la prostituta enana de El vengador del futuro. Que no son personajes bizarros sino que es pasión que tiene el holandés por representar distintos géneros, figuras, estratos. Y esa pasión por no dejar nada afuera lo llevó a filmar una de las escenas más homo eróticas del cine (igual para mi como película homo erótica no hay con que darle a Ben-Hur). Un miembro de la resistencia holandesa baila un tango con un miembro del S.S. (¡Que bueno que estaba el que hacia de nazi!). Dos tipos bailando un tango. Maravilloso.
Pero no es solo mostrar el cuerpo para calentar al espectador, aunque también haya algo de eso (que calentarse viendo una peli no tiene nada de malo y hacer pelis pa’ calentar tampoco), sino que es mostrarlo porque forma parte de la vida. Coger forma parte de la vida, cagar forma parte de la vida, vomitar forma parte de la vida. Y también de la muerte. Ahí esta el nazi de El soldado de Orange que después de forrear a un pibe tirándole un pedazo de pan al barro (Los fluidos de vuelta. Fluido viscoso pero fluido al fin) se va a cagar y el pibe de antes lo “hace cagar” colocando una granada en el baño.
Verhoeven muestra aquello de lo que no es grato hablar. Todos pasaron por un episodio similar al de las películas del holandés. Se lo califica de escatológico para desmerecer el hecho de la presencia de sexo, violencia y cuanto salga y entre del cuerpo como si todos fueran ajenos a eso. Como si nadie hubiera vomitado en su vida, o se hubiera cagado encima o hubiera gozado teniendo sexo.
El cuerpo humano también es capaz de ejercer fuerza. Sobre u objeto y sobre una persona. Y Verhoeven no se pierde de mostrarlo también en su cine porque como ya dije la concepción del holandés es que lo pasa en la vida pasa en el cine. Parece una frase boluda sacada de una propaganda de TNT. Pero es así. No se muestra por mostrar. Se muestra porque esta. Así vemos a los personajes de sus películas hacer valer su fuerza. Lo vemos cuando a Rutger Hauer le rompen la cabeza con una fuente, previamente bañado en fideos calientes (Fluidos.¡Alcoyana, Alcoyana!), mientras canta, en Robocop Murphy le clava un flor de punzón en el cuello a una de los malos que chorrea sangre como una canilla, y también están los manguerazos que dejan estúpido a uno de los de la resistencia holandesa en Black Book. Esta es una escena que me quedo grabada en la mente. Más todavía que el acribillamiento del principio de la película. Tengo la teoría de que la violencia física es más chocante que un asesinato a mano armada. Recuerdo más los batazos de Robert DeNiro en Los intocables que a Sean Connery acribillado en la misma película. La emoción que motiva el asesinato se tona más en este tipo de situaciones que en un disparo.
En síntesis el cine de Verhoeven es un cine corporal y vital. Corre sangre por la venas del cine de este loco lindo holandés. El cine de Verhoeven se para y acaba. Ojala fecunde en alguien.
Nota: solo vi cuatro películas de Paul Verhoeven, de una veintena que tiene, y de dos de ellas tengo un vago recuerdo. Puede que cuando vea el resto y revea las que ya vi cambie de opinión pero por ahora pienso esto. He dicho.
FABIO FIDANZA
Las películas de Paul Verhoeven son corporales. Cuando digo corporales estoy queriendo decir que el cuerpo humano es lo principal en el cine de Verhoeven. El cuerpo y todo lo que se relaciona con el. Lo que entra y lo que sale. Porque esto también forma parte del cuerpo. No existe nadie (salvo Pasolini en Saló) que haya incluido en su cine a los fluidos corporales como lo hace Verhoeven. Se come, se toma, se mea, se caga, se vomita, se sangra, se acaba. Y se tiene contacto con esos fluidos. Ahí esta Rutger Hauer metiendo la mano en un balde con mierda para escribir con esa mierda sobre papel higiénico una confesión para salir de la cárcel en El soldado de Orange, están las grande comilonas de los nazis en Black book donde se ponen en pedo y le tiran champagne encima en el cuerpo a una de las minas, etc. Lo vemos también en Robocop donde Murphy es herido y sangra, sangra aceite, pero sangra.
Y también esta el cuerpo como sexo. Que para eso tiene un cuerpo uno también. Sexo como sea, en donde sea y con quien sea. Sexo por amor, sin sexo sin amor. Sexo que termina en amor. Sexo por placer, sexo sin placer. Mi personaje favorito en ese sentido es Ellis de Vries en Black Book. Ella tiene un concepción de su cuerpo que podríamos llamar utilitaria. El planteo es más o menos así: estoy buena entonces ¿porque no usar para lograr algo? Y anda ella cogiendo sin ton ni son con un jerarca nazi para salvar a unos tipos de la resistencia. Que después se enamore es un detalle. Lo maravillosos es que goce con total libertad de su cuerpo (¿Cuándo cogerán en una película del nuevo cine argentino?¿cuando habrá una escena de sexo que no sea berreta en el cine de Hollywood?). Y si le pinta voltearse a un flaco de la resistencia antes de intentar levantarse al nazi va y lo hace. Bien por Ellis.
Por otro lado lo lindo del trato del cuerpo en Verhoeven es que no es selectivo. Cogen y aparecen en bolas lindos y feos por igual. Ahí esta el gordo nazi en pija meando en el baño mientras las dos minas hablan entre ellas frente al espejo. Y también la prostituta de tres tetas y la prostituta enana de El vengador del futuro. Que no son personajes bizarros sino que es pasión que tiene el holandés por representar distintos géneros, figuras, estratos. Y esa pasión por no dejar nada afuera lo llevó a filmar una de las escenas más homo eróticas del cine (igual para mi como película homo erótica no hay con que darle a Ben-Hur). Un miembro de la resistencia holandesa baila un tango con un miembro del S.S. (¡Que bueno que estaba el que hacia de nazi!). Dos tipos bailando un tango. Maravilloso.
Pero no es solo mostrar el cuerpo para calentar al espectador, aunque también haya algo de eso (que calentarse viendo una peli no tiene nada de malo y hacer pelis pa’ calentar tampoco), sino que es mostrarlo porque forma parte de la vida. Coger forma parte de la vida, cagar forma parte de la vida, vomitar forma parte de la vida. Y también de la muerte. Ahí esta el nazi de El soldado de Orange que después de forrear a un pibe tirándole un pedazo de pan al barro (Los fluidos de vuelta. Fluido viscoso pero fluido al fin) se va a cagar y el pibe de antes lo “hace cagar” colocando una granada en el baño.
Verhoeven muestra aquello de lo que no es grato hablar. Todos pasaron por un episodio similar al de las películas del holandés. Se lo califica de escatológico para desmerecer el hecho de la presencia de sexo, violencia y cuanto salga y entre del cuerpo como si todos fueran ajenos a eso. Como si nadie hubiera vomitado en su vida, o se hubiera cagado encima o hubiera gozado teniendo sexo.
El cuerpo humano también es capaz de ejercer fuerza. Sobre u objeto y sobre una persona. Y Verhoeven no se pierde de mostrarlo también en su cine porque como ya dije la concepción del holandés es que lo pasa en la vida pasa en el cine. Parece una frase boluda sacada de una propaganda de TNT. Pero es así. No se muestra por mostrar. Se muestra porque esta. Así vemos a los personajes de sus películas hacer valer su fuerza. Lo vemos cuando a Rutger Hauer le rompen la cabeza con una fuente, previamente bañado en fideos calientes (Fluidos.¡Alcoyana, Alcoyana!), mientras canta, en Robocop Murphy le clava un flor de punzón en el cuello a una de los malos que chorrea sangre como una canilla, y también están los manguerazos que dejan estúpido a uno de los de la resistencia holandesa en Black Book. Esta es una escena que me quedo grabada en la mente. Más todavía que el acribillamiento del principio de la película. Tengo la teoría de que la violencia física es más chocante que un asesinato a mano armada. Recuerdo más los batazos de Robert DeNiro en Los intocables que a Sean Connery acribillado en la misma película. La emoción que motiva el asesinato se tona más en este tipo de situaciones que en un disparo.
En síntesis el cine de Verhoeven es un cine corporal y vital. Corre sangre por la venas del cine de este loco lindo holandés. El cine de Verhoeven se para y acaba. Ojala fecunde en alguien.
Nota: solo vi cuatro películas de Paul Verhoeven, de una veintena que tiene, y de dos de ellas tengo un vago recuerdo. Puede que cuando vea el resto y revea las que ya vi cambie de opinión pero por ahora pienso esto. He dicho.
FABIO FIDANZA