Te digo que cuatrocientas palabras no son suficientes para describir lo que hace un hombre sentado sobre un mar rojo.
No puedo contar la cantidad de muecas y brazos que vi.
Se revuelcan a toda velocidad.
Hoguera bajo la piel que consume uno a uno los poros de esa cabecita rubia.
O un negro de dos metros cubierto por una túnica de besos blancos.
Sea lo que sea nunca llegamos en punto.
1 comentario:
Me encantó. Uf. Mucho. Y las letras rojas. Uf. Como si veía el rojo por primera vez en mil años.
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