viernes, 2 de mayo de 2008

BAILA QUE TI FA BENE

Hasta hace un mes atrás no sabía quienes eran Powell y Pressburguer. Cuando se anunció la programación del festival Quintín en su análisis de los focos y retrospectivas decía que esta retrospectiva era más para cinemateca que para festival. Con eso pensé que eran cineastas por ahí muy experimentales. Quizás en sintonía con directores como Walter Ruttman o David Perlov (de quién se hizo un foco en el festival y no vi nada). Pero después la gente de ihateyoubafici decía era todo un acontecimiento poder ver “Las zapatillas rojas” en pantalla grande. Entonces me dije a mi mismo que iría a ver “Las zapatillas rojas” y sacar mis propias conclusiones.
La película es una versión libérrima del cuento homónimo de Hans Christian Andersen. Aquí tenemos una chica que sueña con ser bailarina y logra entrar como parte del elenco a una de las más importantes compañías de ballet. Pero ella no entra sola sino que logra entrar junto con un joven músico que es contratado para trabajar como arreglador de las partituras. Con el tiempo ambos se convierten en piezas fundamentales de la compañía: ella como la bailarina principal y el como compositor y director de la orquesta. Y como era de esperar se enamoran, pero el jefe de la compañía, uno de los villanos más perversos de la historia del cine, no esta dispuesto a que eso arruine sus planes.
Es la historia de un triángulo amoroso (no explicitado) y de su trágico final. Es la historia de una mujer que se debate entre el amor a su trabajo y el amor a su marido. Es al mismo tiempo la historia de un hombre inescrupuloso capaz de hacer cualquier cosa por llevar a cabo su empresa.
La película plantea el clásico dilema entra el arte y la vida. ¿Es el arte más grande que la vida? ya se lo planteaba Truffaut cuando decía "Siempre he preferido el reflejo de la vida a la vida misma. Si he elegido los libros y el cine desde la edad de once o doce años, está claro que es porque prefiero ver la vida a través de los libros y del cine".
Boris Lermontov, el director de la compañía, le pregunta a pregunta a Victoria antes de aceptar que entre a su comapañía que es lo que quiere para su vida y ella responde: bailar. Victoria no esperaba otra cosa de la vida hasta que se enamora de Julian. Con el tiempo el amor lleva a dejar la danza de lado y no llegar nunca a ser la más grande de todas las bailarinas. Y eso lleva a vivir frustrado. pero vivir solo de la danza lleva a vivir en la soledad. Por eso Victoria (o las zapatillas rojas) elige(n) un tercer camino. Uno en el que no va a sentirse tironeada por Julian y Lermontov. Uno que la va a llevar a su trágico final. Y ahí Andersen y la película se unen para decirle adiós a su protagonista y demostrar que todo ambición sea cual sea lleva a la autodestrucción.
La película no es específicamente un musical. Es algo que va más allá del género. Toma prestado cosas de los musicales, de los melodramas, de la comedia de enredos y logra una obra total. Logra la mejor película del cine británico de todas las épocas. Las demás no importan.
"Las zapatillas rojas" tiene una de las escenas de baile más extraordinarias. La vemos a Victoria bailar sobre el escenario y sobre un escenario ficticio que ella se imagina en dónde baila con Julian y Lermontov. Poco importa la falta de verosimilitud de la escena en donde se pasa de un lugar a otra como si nada. Es tan deslumbrante no solo por la iluminación y la escenografía sino por la coreografía en donde Victoria no para de bailar durante uno diez minutos. Esa secuencia de baile sirvió de inspiración a muchísimas que vendrían después entre las que se encuentra uno de los últimos números de la inolvidable “Brindis al amor”.
LZP tiene también otro momento cuya visión es emocionante. Me refiero al final en donde toda la compañía bailan si ella sin que nadie la reemplace realizando todos los movimientos como si ella estuviera en escena. La ausencia de Victoria produce un verdadera schock que hasta hace correr lágrimas por la cara.
El cine inglés carece de afecto entre los críticos de cine sobre todo a partir de esa frase mal intencionada de Godard en donde afirmaba que cine e inglés eran palabras que no se podían poner juntas (o algo así. Las frases de Godard suelen tener variantes según quién las cuente). Powell y Pressburger mandan a Godard a tomar por culo creando una de las obras maestras del cine. Era hora de que alguien lo hicera.

Miren a Moira Shearer (Victoria Page en la película) bailar "Las zapatillas rojas" (Esto esta hecho para ver en pantalla grande pero bueno es lo que hay).



FABIO

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