viernes, 11 de abril de 2008

JUGUETES, JUGUETES LO DEMÁS SON FIRULETES

Como no podía ser de otra manera el jueves también empezó mal. Se suspendió la proyección de “Le voyage du ballon rouge” de Hou Hsiao-Hsien en el 25 de Mayo por un problema de luz. Así que sigo sin ver chinos (no es chino es taiwanes). Ahora yo debería explicar que no se porque razón siempre empiezo viendo una película de origen oriental. La razón en realidad es obvia: me daban los horarios y sentí curiosidad por varias de ellas. Hace un par de años fue "Primavera, verano, otoño, invierno y primavera", después fue "Citizen Dog", después "I don't want to sleep alone". Se había convertido en costumbre. Una costumbre sonsa. Este año la rompí. Debe ser por eso que se me cagaron dos funciones, por ir en contra de las tradiciones. Esta es la segunda película que me pierdo por problemas “ajenos al festival”.
Algo curioso me paso en el cine 25 de Mayo. Jamás en 5 años que asisto al festival nunca pero nunca me crucé con alguien de la facultad. Ver alguien de la carrera de Artes en el BAFICI es tan difícil como juntar en una misma mesa a Quintín y Pablo Sirvén. Pero ayer me encontré con dos. Y dos personas con las que cursé algo o hable. Antes solo había visto a un chico de lejos con el que jamás hable pero tengo de vista.
Mi día continuó en la Alianza Francesa. Fui a ver “The sun and the moon” de Stephen Dwoskin. Llegue de pura casualidad. Entré 10 minutos tarde. La verdad es una película que sigo pensando en este momento. Tengo un montón de dudas al respecto. Por eso escribiré algo más adelante.

Después de eso tuve una seguidilla en el Abasto. Primero “Ghiro Ghiro Tondo” de la dupla Gianikian / Ricci-Lucchi. Durante una hora la pareja de realizadores muestra una galería extensísima de juguetes de épocas pasadas. Solo eso. Se dedica a mostrar los juguetes y a veces a indicar como funciona el mecanismo del juguete. Mientras la veía pensaba que la película hubiera sido otra si los realizadores se hubieran puesto a interactuar con lo que filmaban. Si hubieran construido los castillos con las maderitas que estaban dentro de las cajas. Si hubiera mecido a los bebes de porcelana. Si hubiera intentado “cocinar” con la cocinita de juguete. Al solamente mostrar los juguetes la película se torna densa. Llega un punto en que el niño interno de cada uno que disfrutaba de mirar esos juguetes pide a los gritos que pase algo. Que hagan algo con esos jueguetes. Porque es casi como un pecado que estén ahí en una fábrica con tantos chiches a su disposiciones y que no los disfruten. Quizás esa sea la palabra clave. No hay disfrute por parte de los realizadores del objeto que observan. Es más como una mirada de entomólogo y de decir “miren como eran los juguetes antes”. Aunque ahora que lo pienso no es tan así. Los directores muestran y quien debe reflexionar somos nosotros. La película exige un espectador atento (y paciente). Ver un pato de madera, en realidad algo que se asemeja a un pato de madera, lleva a pensar en la elaboración imaginativa que desarrollaban los niños en esa época. Ya las cosas hoy en día vienen demasiado parecidas a la realidad. Anatómicamente los muñecos son extremadamente parecidos al ser humano o el objeto que representen. Antes era más juguete que tenía algo de ese elemento que copiaba y ese algo lo convertía en el elemento. Por otro lado ahora con la playstation es como que ya todo te viene servido. Hay dos cosas curiosas no aparece un solo revolver de juguete en toda la película. Es difícil de creer que solo sea una costumbre nueva. Y tampoco ninguna pelota. Las otras dos películas que vi las reseñare más tarde.


Un juguetito de los que aparecen el la película
Este es un link sobre esta pareja de documentalistas: http://www.lalectoraprovisoria.com.ar/?p=2123#more-2123

FABIO

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